Sant Jordi 2012
No lo dude y empujé la puerta. A lo largo y a lo ancho de la Rambla Cataluya habia comenzado la gran fiesta. Parecia mentira, pero ya esta montado al completo y se podia intuir lo uq evendria despues. Los libros se apilaban en las mesas. El rojo de las rosas salpicaba la calle. Y ya habia quien se animaba a mirar alguna que otra parada.
Me agarre a la baranda del balcón. Estaba mirando aquel otro mundo, el de la cultura, en el que a veces me colaba. Habia cruzado España entera, decidida, y sin embargo, en aquel momento no sabia qué hacia alli.
Me detuve a pensar mientras contemplaba los últimos preparativos. Qué fácil habia resultado escribirla, y qué diferente era todo lo que venia despues.La gente pasaba, y algunos ya se habian animado a hacer alguna compra, era muy temprano, pero aquello habia comenzado, para ellos y para mi.
Y entonces surgió la gran pregunta en mi cabeza . Innumerables escritores, algunos de nombres tan pronunciados que hasta me daba miedo, pasarian por alli"¿Y qué hago yo aqui?" Grandes obras actuales, clásicos, best seller inundaban la calle, "¿qué pinto yo aqui?". Grandes editoriales nacionales e internacionales publicitaban sus obras y los autores que las firmaban, "¿Para qué he venido yo aqui?. Yo no tendria que estar aqui".
Pero estaba allí, a unos metros sobre las ramblas. Y un rato despues tendria que bajar, sentarme tras una pila de Decimas doctas, y firmarlas como una más. Recordé los sueños de niña, aquello lo habia hecho innumerables veces en el pensamiento, cuando pensaba que algun dia seria escritora. ¿Lo habia logrado? La respuesta fue rotunda en mi cabeza "No. Si lo hubiera conseguido no me sentiria como una intrusa aqui".
Pensé en Décima docta, quizás la habia olvidado a ella. La habia dejado a un lado, otro proyecto ocupaba todo mi tiempo y la habia olvidado. Antes de comenzar con una nueva novela creia en ella con todas mis fuerzas. Solo hacia cinco meses de su publicación, no habia tenido ningun respaldo publicitario, ningun apoyo, y sin embargo desde que la deje ir, no habia hecho pausa en su camino. Me sentí mal, quizás ahora la habia apartado porque tenia mis esperanzas en otra novela, como si ella no existiera, como si ya hubiera acabado. Pero ella estaba ahi, abriendose paso practicamente sola, y en cinco meses, se habia colado en las ramblas, en una de las fiestas de la cultura más importantes de España, compartiendo calle con los mejores libros de la actualidad, y arrastrando con ella a su autora y todo lo hizo sola. Se lo debia, tenia que bajar y hacerlo lo mejor que sabia.
Y asi fue, cuando me senté en la silla para firmar junto a una pila de mis novelas, surgió al fin la respuesta a todas esas preguntas que me hice aquella mañana. Claro que tenia que estar alli, y la razón la tenia delante de mi en forma de libro. Yo era parte de La décima, quizás la parte más importante de ella. Yo era, su autora.